La isla del doctor Schubert by Karina Sainz Borgo

La isla del doctor Schubert by Karina Sainz Borgo

autor:Karina Sainz Borgo
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788426424549
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España


Sed en la isla del doctor Schubert

La víspera del combate, el doctor Atl y la poeta Nahui Olin visitaron la isla de Schubert. Nada más recibir la carta lacrada con el sello del posible descendiente del capitán Trotta y héroe de Solferino, el doctor Atl, el más volcánico de los caudillos culturales del Nuevo Mundo, abandonó el convento que compartía con su amante para pasearse por las calas que un traficante de acuarelas convirtió en tinteros.

Ni Atl ni Nahui dejaron criatura virgen en el archipiélago. El viento tocó sus pieles y propagó como un incendio el polen que recubría sus mejillas. Así desgarraron y fecundaron todo a su paso. Apuntan las crónicas que los habitantes de la isla se encerraron para lamerse. Se recitaron al oído epitafios de deseo que acabarían guardados en botes de mermelada y que ellos usaron para endulzar las hojas de agave que plantaron en los maceteros del doctor Schubert.

Mientras el doctor Atl y Nahui Olin electrocutaban la isla, Schubert ajustó la hora en su reloj y se marchó a sus aposentos. Para preparar la batalla, durmió una siesta de diez años, tumbado dentro de la concha perlada de un mejillón. Los rumores aseguran que Schubert retozó con Nahui, pero nadie en la plaza de las Tortugas pudo dar fe de aquel encuentro. Se sabe que en esos días la respiración del berlinés trastornó a las sirenas. Las mujeres con cola de pez echaron a correr en tacones por el paseo marítimo.

Se sabe también que, antes de abandonar la casa de Schubert, Nahui Olin bebió un vaso de agua salada y subió las escaleras de caracol vestida solo con sus pensamientos. Antes de marcharse, el doctor Atl y Nahui Olin dejaron como regalo para Schubert un juego de bisturíes con incrustaciones de turquesa y esmeraldas. Envueltas en papel de seda, aún brillan las hojas de metal al contacto con la piel de un ser vivo.

De la visita de Atl y Nahui Olin nació una generación de isleños voraces, criaturas engendradas entre el Mediterráneo y la Revolución mexicana, seres que Schubert acogió en su playa sembrada de grúas. De los que sobrevivieron a la hemofilia, llegaron al mundo nuevos ilegítimos, seres que bailan abrazados al recuerdo de quien alguna vez los fecundó. Nacimientos fantásticos del caos que precedió a la guerra.



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